Todos conocemos lo positivo del desarrollo de las energías renovables. No emiten gases de efecto invernadero, no generan residuos peligrosos y favorecen un modelo de producción eléctrica descentralizado e integrado en el territorio.
En España hubo una gran apuesta e inversión en la energía fotovoltaica, tecnología termosolar y eólica. Más de 68.000 personas trabajan en este sector (ISTAS 2010), con otros casi 45.000 indirectos. Un 44,6% de los empleos procede del sector eólico.
En segundo lugar, se sitúa el solar fotovoltaico, que acapara el 28,4% del empleo, y el solar térmico, con un 9,8%. El resto de subsectores, -excepto biomasa, que presenta una cuota próxima al 5%- se mantiene en unos niveles bajos.
El empleo generado en las energías renovables se centra mayoritariamente en la fabricación, instalación y, en menor cuantía, el asociado a la operación y mantenimiento. En menor grado les siguen las ingenierías, el desarrollo de productos o la innovación, entre otras áreas.
A pesar de los recortes en cuanto a la producción de las energías renovables en España previstos hasta 2018 por el Gobierno, hay otros proyectos en marcha para los que se prevé un aumento en las estimaciones de empleo directo e indirecto.
Las energías renovables son una apuesta segura, pues el aumento en su producción, por todas las ventajas que conlleva, es uno de los objetivos marcados en todos los países, tanto a nivel gubernamental como empresarial. Por lo tanto, formarte en un sector como este, es también una apuesta segura.
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